LA VIDA SIMPLEMENTE ES

LA VIDA SIMPLEMENTE ES

Estamos viviendo momentos duros con la aparición de este virus. Parece que coarte nuestra libertad porque nos confina en nuestros hogares sin poder salir y en el peor de los casos nos lleva a la muerte personal o de nuestros seres queridos. Me he parado a mirar esta idea tal como estaba surgiendo y he podido observar que la vida no coarta en absoluto nuestra libertad, sino que esa libertad sigue existiendo mientras se está dando esta situación. El problema radica en cómo nosotros vivimos este tipo de experiencias y sobre todo en que dirección miramos para gestionarlas. Cuando hacemos esto, le otorgamos una interpretación a lo que está sucediendo y ahí nos perdemos en nuestro miedo.

Todo ser humano cree tener asumido que puede caer enfermo e incluso morir en cualquier instante. Si esto fuera cierto y ese hecho estuviera totalmente asumido, mi pregunta es: ¿dónde radica el pánico que se está generando con esta situación?

Es un hecho que el ser humano pretende a toda costa y con escaso éxito, vivir la vida que él cree necesitar. Y ahí es donde nosotros pretendemos coartar sin ningún éxito ni sentido, el movimiento de la vida. Necesitamos que pasen las cosas tal como queremos que pasen y cuando nosotros queremos que pasen, y exponemos nuestro equilibrio natural a que esas posibilidades ocurran tal como nosotros las interpretamos. Eso solo nos puede llevar a una experiencia de sufrimiento constante, donde la incoherencia pasa a ser la piedra angular sobre la que girará toda nuestra experiencia de vida.

El suceso coronavirus es una realidad. De nosotros depende utilizar esta situación para quejarnos y despotricar que esto no tendría que haber ocurrido, o abrirnos a investigar que aprendizaje personal me permite descubrir este hecho.

La vida es como una corriente de agua cristalina que a veces pasa por terrenos lisos y claros donde predomina la fluidez de sus aguas y en otros momentos el terreno es más abrupto, con pendientes muy pronunciadas y fuertes desniveles. El agua no se queja, ni determina que un terreno es mejor que el otro. El agua vive cada experiencia desde el equilibrio, asumiendo que cada terreno es como debe de ser y contemplando todas las posibilidades que ese hecho le está ofreciendo para ser vivido.