
29 Mar UNA ANORMALIDAD MUY NORMAL
Ante esta situación de confinamiento que nos está tocando experimentar en la actualidad, todo el mundo quiere volver a la normalidad. Y yo me pregunto: ¿lo que está sucediendo no es normal? El concepto de normalidad me ubica directamente en el pasado, ya que necesito acudir a él a través de un recuerdo, para cerciorarme de que la situación que está sucediendo ahora mismo carece de ese término. Pero si atiendo exclusivamente este instante, ¿dónde quedan los términos normal o anormal?
Cuando me pongo delante de esa idea y la observo, me doy cuenta de que simplemente es eso, una idea. Lo que está ocurriendo solo puede ser la normalidad, porque es lo que está sucediendo en este instante. Entonces, ¿por qué la catalogo yo como anormal?, ¿que no tiene de normal una situación que ya está sucediendo?
Como dije al principio, para poder interpretarla como no normal, debo acudir a mis recuerdos de situaciones que yo consideré normales en mi vida y traerlos a este instante para poder enjuiciarlos. Y si miro ese movimiento me daré cuenta de que no tiene ningún sentido. Ese movimiento me lleva directamente a rechazar totalmente el momento presente y con ello a abocarme al sufrimiento. Rechazar el presente significa rechazar la vida, porque solo en ese instante los seres que habitamos en este planeta podemos serlo. Si rechazo el único instante en el que yo puedo ser vida, estoy rechazándome a mí mismo y eso me aleja irremisiblemente de la esencia de lo que soy. El resultado solo puede ser el más intenso de los sufrimientos.
Parece como si la vida nos estuviera brindando solo ahora una posibilidad para mirarnos, cuando ese espacio de auto-indagación está constantemente a nuestro servicio. La vida lo único que ha hecho es exponer esa posibilidad con un poco más de intensidad, pero al ver que ese sentimiento es generalizado en todo el planeta, el impacto sobre nosotros ha sido mayor.
Mi propuesta es abrirnos completamente a vivir esta experiencia en toda su plenitud, pero no porque ésta sea especial, sino porque es la que simplemente está ocurriendo en este instante. Lo que está sucediendo es intenso, lo sé, pero es muy simple y sencillo de vivir, como cualquier experiencia humana. Solo cabe atenderlo tal como es, sin añadir ni quitar nada y asumiendo la total responsabilidad de lo que está sucediendo, ya que puedo ser consciente de todo ello.
Vivimos en una constante dualidad, bueno-malo, bonito-feo, normal-anormal, etc., sin apenas percibir que es simplemente una creación mental que utilizamos para poder discernir entre una experiencia “positiva” y otra “negativa”, entre querer vivirla o intentar huir de ella. Pero no nos damos cuenta de que dicha huida nos acerca al miedo y como consecuencia de ello al sufrimiento. Detenerte y decidir vivir la experiencia que esté sucediendo en ese instante, te hace uno con lo que acontece, uno con lo que eres.