UN DESPERTAR MÁS DESPIERTO

UN DESPERTAR MÁS DESPIERTO

Me acabo de despertar después de dormir toda la noche. Al lado de mi cama y preparada desde el día anterior, la ropa doblada que utilizo normalmente para hacer una sesión de actividad física. Me detengo unos segundos encima de la cama y simplemente atiendo el sentir de mi cuerpo. Hago varias respiraciones profundas y puedo ser consciente de como mi organismo agradece esa entrada extra de oxígeno. Una maravillosa liberación interior sucede en todo mi cuerpo. Sin apenas esfuerzo recojo el estómago dentro y desde él, doblo una de las rodillas hacia mi pecho. Pongo una de mis manos encima de ella y realizo un pequeño y suave estiramiento. No concentro mi atención en ese movimiento, sino que sigo realizando una especie de check-in de todo mi cuerpo. Es un movimiento de atención sin generar ningún esfuerzo, ninguna tensión. Personalmente en ese momento el tiempo se detiene, es como si solo existiera mi cuerpo y yo. Cambio de pierna en el estiramiento y sin detener mis respiraciones profundas, sigo atendiendo la totalidad de mi cuerpo. Si lo observo detenidamente puedo percibir como si todo en mi interior fuera despertando a una nueva dimensión. Doblo las dos rodillas y con mis manos encima de ellas, estiro suavemente hacia mi pecho sin levantar la zona lumbar. Chequeo mis cervivales, las mimo. Pongo dos manos detrás de una de mis rodillas y dejo caer suavemente y sin esfuerzo el estómago hacia la columna vertebral. Lo mantengo ahí y estiro la otra pierna en diagonal hacia el techo (si ves que tu zona lumbar sufre en esta posición, lleva la pierna en vertical hacia el techo). Siento mis hombros relajados, mi pecho abierto y el estómago suavemente anclado en el colchón junto a la zona lumbar. Cambio de pierna y de manos intentando que el estómago permanezca cercano a la columna vertebral. Estar atentos al cambio de pierna, porque en ese instante el estómago querrá relajarse y salir hacia fuera. Haz las repeticiones que a tu cuerpo le haga sentir bien. Un día serán dos, otro ocho y otro día tal vez diez. Cuando he finalizado la última repetición, doblo las dos rodillas al pecho y cogiéndolas con las manos, vuelvo a estirar mi zona lumbar de manera plácida. Permanezco un instante en esa posición y finalmente bajo los pies, estirando las piernas. Cierro los ojos y siento mi cuerpo relajado, a la vez que vivo.  Mi atención se traslada ahora a sentir como si toda mi estructura corporal, sin ningún esfuerzo, pudiera alargarse suavemente más allá de sus límites humanos. Atiendo la energía que recorre todo mi interior, compaginada con unas respiraciones profundas muy fáciles de hacer. Todo está en armonía. Abro lentamente los ojos y me pongo de lado en el colchón, flexionando las rodillas al pecho. Me apoyo en una de mis manos e incorporo el tronco, quedándome sentado encima de la cama. Me detengo un instante en esa posición con mi tronco en vertical y sigo atendiendo como se siente mi cuerpo globalmente en esa nueva postura. Después de unos segundos y aposentando bien la planta de los pies en el suelo, me incorporo. Y después de atenderme un instante en esa nueva posición, camino hacia el lavabo siendo consciente de mi organismo como una unidad. Al volver a mi habitación, normalmente (a veces necesito algo más de atención) sé de manera fehaciente que desea hacer mi cuerpo. Algunas veces ha sido hacer una sesión de cardio, otras ha sido practicar movimientos de pilates y otras tantas guardar la ropa en el cajón y ducharme directamente, porque sentí que mi cuerpo requería descanso en ese preciso instante.

Esta no es una práctica que realice a diario. Desde hace tiempo intento huir de los hábitos porque considero que te llevan a un espacio no real. Simplemente, me despierto por la mañana y siento que quiere mi cuerpo. Puede que haga un ritual como el que he descrito o solo un movimiento o tal vez simplemente respire profundamente y me dedique a sentirme. No lo sé. Y ese espacio de no saber me abre a la libertad de atender el momento presente tal como está sucediendo en ese preciso instante.

Os lanzo una pregunta. ¿Qué sentido tiene realizar una actividad física sin atender previamente las necesidades de tu cuerpo en el instante en el que vas a realizar dicha actividad? La inmensa mayoría de decisiones en este sentido, están vinculadas a la atención mental y no corporal y es muy paradójico que realicemos actividades para mejorar la salud en nuestro organismo, sin atender previamente si esa actividad es la idónea en el preciso instante en el que la quieres practicar.

Habrá personas que considerarán que esto es una parafernalia que no tienen ni tiempo ni ganas de hacerla cada mañana al levantarse. Y esa opinión realmente es una posibilidad, con la misma validez que la que yo he expresado. Mi finalidad es simplemente mostrar que hay un camino diferente de levantarse de la cama por la mañana. Un camino que te permite conectar con tu interior, un camino que te ayuda a ser consciente del cuerpo en el que habitas y del único momento en el que eres vida, el instante presente.

Finalmente todo se reduce a una decisión personal.