SOY

SOY

Me detengo y me dejo ir. Sin esfuerzo. Sin sacrificio. Sin lucha. En cada experiencia todo ya es dado y solo me dedico a vivirla tal como ella sucede a través de mí. Respiro, y siento como mi cuerpo se difumina y desciende como finas gotas de lluvia hacia mi interior, a lo más profundo de mi ser, para desde ahí descansar en la paz más maravillosa jamás sentida. Cuerpo, mente y alma desaparecen en el más absoluto de los vacíos para dar a luz una unidad que ignora todo para saber todo. Es un espacio donde ni la atención ya es necesaria, porque la vida te mueve al ser uno con su movimiento, en una absoluta armonía de una belleza sin igual. En ese viaje todo tipo de sentimientos y emociones son mostrados a través de las más diversas anécdotas existenciales. Te atraviesan o te resuenan formando un baile en donde nada ni nadie gobierna sobre el otro, ya que todo está siendo a la vez. No existe esto o aquello, desapareciendo el raciocino y el entendimiento para aparecer un espacio que simplemente se da porque es vida. Su infinita magnitud y belleza se escapa a las necesidades de la minúscula y condicionada mente humana. Nos esforzamos por poseerlo, pero se escurre y desaparece como la corriente de un manantial entre los dedos. Solo cabe dejarse llevar, confiando plenamente que el desconocimiento y miedo generados por la mente ante lo desconocido, son la prueba fehaciente de que estás en el punto exacto de la nada y el todo.